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Impacto social por educación machista en los hogares colombianos

  • Foto del escritor: luna isabella forero camacho
    luna isabella forero camacho
  • 24 may 2023
  • 3 Min. de lectura

Ana Vargas y Luna Forero


Perpetuar ideales machistas puede ser, en parte, responsabilidad de los hogares colombianos. Los roles de género tradicionales se inculcan desde la infancia, lo que hacen que terminen influyendo significativamente en la formación de las identidades de los hombres, y por ende su comportamiento en sociedad.





Modelar las identidades y los roles de género en hombres y mujeres es tarea difícil. Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) encontró que la masculinidad tradicional en Colombia se asocia con la dominación y la agresión, lo que conduce a la normalización de la violencia y la discriminación contra las mujeres.


Encontró que los hogares colombianos esperan que las mujeres se encarguen de las tareas domésticas y del cuidado de los integrantes de la familia, mientras que los hombres son los responsables de mantener económicamente el hogar y tienen menos responsabilidades en el mismo.


Hombres que crecen en hogares donde se promueven los roles tradicionales de género tienen más probabilidades de perpetuar violencia de género en sus relaciones y en la sociedad. La educación machista en los hogares se relaciona con la violencia de género en la vida adulta, resultado encontrado en un estudio del Instituto de la Juventud (Injuve).


Perpetuado durante siglos, se resulta la continuidad de la violencia donde los modelos machistas se ven reflejados, ya que estos son patrones de crianza que se construyen a partir de la imitación y las vivencias al interior de la familia, así lo evidencia Magda Camacho desde el área de trabajo social.


Escúchalo en este audio:



Trabajar sin remuneración en el hogar es una carga desproporcionada para las mujeres en Colombia. Según un informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), las mujeres en Colombia dedican en promedio 4 horas y 37 minutos al día al trabajo no remunerado en el hogar, mientras que los hombres dedican solo 2 horas y 26 minutos.


Acceder a un trabajo remunerado para las mujeres tiene incluso un impacto negativo. A pesar de que Colombia promulgó la Ley 1413 para lograr una medición oficial del valor del Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR), el trabajo no es realmente retribuido económicamente, perpetuando la desigualdad de género.


Degradar y cosificar a las mujeres son actitudes que los hombres han decidido tomar debido a estas prácticas, y por ende dejan de verlas como seres que contribuyen a la sociedad. En muchos hogares se espera que los hombres demuestren masculinidad a través de la agresión y el dominio, normalizando la violencia y la discriminación.


Dificultad para sostener relaciones sanas basadas en el respeto es una consecuencia directa para los hombres de la educación machista, afectando su bienestar emocional y, eventualmente, físico.


Expresar sus sentimientos y emociones son cosas que parecen no tener permitidas los hombres, afectando seriamente su salud mental. De acuerdo a una revisión sistemática publicada en la Revista Colombiana de Psiquiatría, los hombres que presentan conductas machistas tienen mayores niveles de estrés y depresión, que son invisibilizados.


Presión por proveer económicamente a sus familias son cuestiones de “masculinidad” a los que muchos hombres colombianos, el 87% para ser más exactos, se sienten ligados, aumentando sus afectaciones psicológicas y emocionales, todo según un estudio realizado por la Corporación Sisma Mujer.


Deberían tener, hombres y mujeres, la misma capacidad de contribución tanto en sus hogares como en la sociedad, Y, del mismo modo, la salud mental de los hombres debe ser tomada en cuenta para permitirles expresarse, y eliminar los tabúes que existen sobre la expresión de emociones.


Promover la educación igualitaria y eliminar los ideales machistas es un trabajo que debe realizarse desde la infancia, en el hogar y fuera de él, fomentando la responsabilidad compartida de las tareas del hogar, para que hombres y mujeres tengan igualdad de derechos y oportunidades en la sociedad, accediendo a la educación y el trabajo remunerado.

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